martes, 19 de noviembre de 2024


 Contabilidad: ¿saldo a favor o en contra?




La noche del domingo tenía un mal presagio, la llamada entró cuando esperaba ansiosa por saber de él. Se escuchó un saludo cordial, frío, empezó diciendo... ya no recuerdo cómo fue, solo escuche  “... necesito un tiempo”, había que hacer una auditoría de inmediato. Pensé que estaba escuchando un diálogo de una mala película de amor, pero la realidad me lanzó un golpe bajo, de esos que por no ser visto, me pegó en lo más recóndito de mi ser. Ni siquiera atiné a preguntar por qué, solo sentía la ausencia presentándose en mi cama, en mi cocina, en mi sala, en mi vida. La llamada seguía, pero yo estaba en automático, una defensa de quien no sabe cómo actuar en esas circunstancias. La situación no sabe de edades, no sabe de experiencias pasadas, solo se presenta y ya. No pregunta si puedes aceptarla, si estás preparada, ella ya está frente a ti. Solo me quedó aceptarla, casi pude sentir como mi dignidad estaba  sosteniéndome por la espalda, estaba por caer de mi asiento, pero ella estaba dándome la fortaleza para seguir escuchando sin soltar el llanto, una nítida y brillante lágrima rebelde se asomó sin consentimiento. No dejaría que la dignidad se me escapara, aunque ella pugnaba por arrojarse en preguntas, ya no era el momento. Cuando terminó la llamada, solo pensé en empacar y alejarme lo más serenamente posible. No estaba en casa para poder llorar y desgarrarme con lamentos, ni siquiera podía hacer eso, también me lo había arrebatado. Una vez con mi rostro en la almohada, viendo el muro en la oscuridad, pasaron las horas, no supe cómo pude dormir, tal vez porque se estaba aclarando un asunto que estaba en el aire, un asunto que saltó desde su rincón en donde lo escondí hace tiempo atrás. No supe cómo pude dormir, solo recordaba que debía empacar y pedir que me llevara a mi lugar seguro, aún debía enfrentarlo. Cuando estuve lista, lo llamé y acudí a su encuentro para desayunar y decir adiós. Nunca había dolido tanto un adiós, un adiós consciente, un adiós con alivio, porque se acaba todo lo que pendía de una ligera cuerda gastada. Tomé mi maleta y el libro de contabilidad que contenía todo el amor que yo había aportado a la relación.

Era un amor un poco gastado, ya que a pesar de estar maduro, se había usado muy poco, de hecho era la primera vez que salía con él por delante. En él cabían todas las promesas dichas, los sueños compartidos, los planes. Durante el café, sacamos cuentas y mi saldo era a favor, el suyo... estaba en números rojos. Se tenía que terminar o terminaría en bancarrota. Opté por tomar mi libro con todo lo que pudiera rescatar. Después de sacar la contabilidad de la relación, acepté mis malos manejos, pero ni de cerca se parecían a los desfalcos de mi compañero. ¿Qué haces en esos casos, cuando ves el desfalco de quien confiabas? Nada, no haces nada, porque no hay valor alguno para rescatar. Tomas el resto de tu saldo y lo vuelves a guardar en la cuenta, solo te alejas dignamente. Él guardó mi maleta y noté un rasgo mezquino que hasta ese momento no había visto antes, palpo la maleta por si me llevaba su laptop. Al notar que lo observaba, una mirada de vergüenza cruzó por un instante su faz. Ahí acababa todo esperanza de reconciliación, ya habrá un nuevo emprendimiento en puerta donde no se cuestione mi capacidad y lealtad. Han pasado varios meses y el rendimiento del saldo es favorable. No he emprendido una compañía en sociedad, sé que deberá crecer antes, para poder ser una empresa que produzca ganancia para anotar en mi libro de contabilidad.



Amparo V. M.

09-09-2024_19-11-2024

D. R.



miércoles, 10 de julio de 2024

 Un día...




Marco buscaba una pinza en el cuarto de chuches, hizo una mueca al ver la hora en su reloj de plástico gastado, "faltan dos horas" pensó; se había ido a vivir a una quinta sin más compañía que su máquina de escribir y par de cientos de hojas blancas, de las más económicas, había que ajustar el presupuesto que le permite su escuálido sueldo de conserje. Al llegar a casa se sienta frente al televisor en blanco y negro, se esta acostumbrando a ver peliculas sin color, pero valía la pena verlas por la paz que le da en ese lugar. Aquí no estaba su madre pidiéndole que hiciera algo con su vida, había puesto sus esperanzas en su tercer hijo  varón. El mayor era una copia de ella, con mucho miedo pero tenía un buen empleo, el segundo no había terminado sus estudios pero era solvente de momento, Marco era el único que no mostró ningún avance en el aspecto que le interesaba a su madre, solo, "solo se había casado y divorciado" había dicho ella, con tres pequeños que se habían quedado con los abuelos materno. Después de varios años de estar solo, trato de plasmar sus emociones en sus cuadros de vidrio, de vez en cuando lo mezclaba con el dibujo y la escritura, buscaba un sentido a su vida. Apago el televisor, tomó la silla de madera, frente a la máquina de escribir sus dedos empezaron a volar de una tecla a otra, el sonido cubrió el lejano pasar del tráfico. Mientras escribía, las lágrima se asomaron en sus ojos, se detuvo por un momento y un suspiro escapo de su pecho al recordar a la una de las pocas personas con las que había tenido una conexión, su relato trataba de describirla en su ambiente natural, recordó la última vez que la vio; rodeada de los niños, ajena a todo lo que ella le provocaba.

Preocupada por la comida de ese día, Mary preguntó a sus sobrino e hijos que deseaban para comer, quiso darles gusto con su antojo, unos querían comer pizza sin piña, otro espaguetti sin queso, otro hamburguesas sin mostaza, una quería solo sopa de fideo, etc. Marco la observaba con una sonrisa enigmática, tiempo después se daría cuenta que recordaría este episodio con nostalgia, sin descifrar su mirada solo atino a preguntar que hacer de comer confundida con tantos deseos, tomando la palabra frente a los seis pequeños, propuso hacer turnos y todos serían complacidos, ya que apenas empezaban las vacaciones. Mientras Mary hacía masa, Marco los reunió y empezó a contarles un cuento como cada vez que quería calmarlos, los chicos formaron un círculo alrededor de él. Frente a su laptop, muchos años después de su divorcio y de la muerte de él. En ocasiones la vida te hace recordar a personas peculiares, que hasta mucho tiempo después, cuando ves la vida de otra manera porque ya tienes poca vida por delante, cuando las arrugas surcan tu rostro y las canas han empezado a poblar tu cabeza, te das cuenta que son especiales, porque solo compartieron un momento cotidiano. Ella escribía sin saber que en otro tiempo Marco ya lo había plasmado, en esas baratas hojas blancas.



10-07-2024

AMPARO VELASCO M. 

DERECHOS RESERVADOS


miércoles, 29 de octubre de 2014

Luna plateada

Luna plateada.



  Que derrochas tu luz  generosa,
iluminas mis pasos  ligeros,
enfrías mis pensamientos.
Volteo a ver  el cielo nocturno y
las estrellas con su pálida luz,
te ceden el firmamento.
Voltea luna querida,dame una mirada,
concédeme un deseo,
levanta mi espíritu,
llévame a los confines del universo,  
Luna querida, daría una noche, 
por estar un momento a tu lado,
debo verte desde  aquí,
mostrando tu luz plateada,
mientras no dejo de soñar contigo
y aspirando  el viento frio de otoño, te digo:
 "¡ Hasta mañana !, luna adorada."


25/10/2014
 

miércoles, 22 de octubre de 2014

Ángel

Son las primeras horas de la mañana, Ángel se despierta al escuchar las voces de sus hermanos, el es el menor de tres hermanos, sabe que todos lo aman, pero el  vive en otro mundo, un lugar donde solo nos observa, no comprende las emociones, solo sabe que sus necesidades fisiológicas serán cubiertas sin pedirlo, pero…
Un ruido, mmmmm, ¿que será?... se pregunta. Abre los ojos y ve que ha amanecido, el cálido sol entra por la ventana y le da en la cara, vuelve a cerrarlos, pero siguen hablando, se levanta es hora de  continuar con su tarea. Sale de la recamara, las voces continúan,  toma una silla y sube con cierto esfuerzo, ya que no ha crecido lo suficiente como sus hermanos, algo que lo tiene sin cuidado, su atención esta fija en Kira, la gata de la familia. El plato de comida esta junto al lavabo, esta absorta en las croquetas, pero de pronto siente la mirada de Ángel, no la sorprende solo la incomoda, se limpia los bigotes con las pequeñas garras, sus diminutas orejas se levantan, ha escuchado mas ruidos de lo habitual.  Ángel sigue observándola, mama le ha acercado un plato de frutas, e insiste en que coma, el solo escucha las voces; pero debe complacerla  si desea continuar con su tarea, apura los bocados, Kira se a levantado a salido por la puerta de atrás que lleva al jardín. Mamá dice algo, lo sabe por que la ve mover los labios y brazos, las voces se han alejado un poco, abandona la mesa y su madre le dice que termine, el, ya no lo escucha puede ver a Kira maullar junto al nogal, cuando Ángel la alcanza,  se le erizan los pelos de el lomo, esta parado frente a ella, levanta la mirada, las ramas son movidas por el viento. Mamá debe acabar los deberes, así que va por el, quiere decirle cuanto desearía acercarse  el, entrar en su mundo. Toma  sus colores y empieza a dibujar, la minina se acerca de tal manera que se coloca en las piernas, desea que lo abrace ronronea hasta que Ángel, decide subirla a sus piernas, una vez arriba se ha calmado, solo las diminutas orejas oscilan de vez en cuando, respondiendo a los sonidos que se alejaban. Los chicos se han ido a la escuela, el pequeño acaba el dibujo y lo cuelga en el árbol Kira se aleja, un soplo de viento se lleva un dibujo que antes estuvo colgado al árbol, el lomo de Kira se eriza Ángel corre a buscarlo y lo cuelga de inmediato su rostro no muestra emoción alguna. La felina entra en la casa mientras su mamá sale a buscarlo.
Durante la noche el nogal tiene una actividad inusual, a habido un poco de viento, mas de lo habitual los dibujos han salido volando, el sueño de Ángel es intranquilo, las ramas rozan el borde de la ventana, la luz de luna proyecta una diminuta sombra que pugna por no caer de la rama, una sombra más se acerca, ambas llegaron al borde de la ventana de pronto Kira salta hacia la ventana y se escucha un grito muy agudo y las sombras se alejan rápidamente Sami se despierta y observa a ángel y su hermano , ambos están dormidos, tiene miedo pero no sabe porqué; la felina hace guardia en la ventana, mientras las sombras aguardan el momento en que se duerma y puedan entrar. Ángel se despierta  e inicia su rutina, solo que esta ocasión debe hacer mas dibujos debe darse prisa, su rostro como siempre no muestra emoción alguna, solo Kira hace guardia junto a la puerta que da al jardín.






martes, 9 de septiembre de 2014

Tiempo para un café.

Son las 7 de la mañana, un chico  esta parado en la esquina de la gran avenida, el trafico esta empezando, tardara en encontrar un taxi libre, revisa su reloj. Impaciente cambia de pierna, se reajusta la mochila, parece pesada, pero no siempre es así. La cafetería esta llena de poetas y un joven escritor, ocasionalmente estudiantes acabando las tareas de último momento. Mi café se enfría.
Deduje que es estudiante, han pasado casi 20 minutos, tiempo suficiente para terminar mi café, he pedido una rosquilla  sin chocolate, tal vez así mantenga la figura, es un pensamiento ilusorio ya que; al no tener una rutina de ejercicio  la grasa se acumula, “la grasa se acumula”, vaya, debo dejar de pensar en las calorías.
Se acaba el tiempo, el chico empieza a desesperarse y toma el autobús, lleno para variar…veo rastros de preocupación en su semblante. Pago y el mesero me sonríe por la propina que suelo dejar, no es que tenga mucho dinero, pero, se que viven de sus propinas, este país va cada día peor. Tomo mi bolso y me coloco las gafas oscuras, se acabo mi tiempo, debo batallar para encontrar mi propio taxi.
Hoy me he levantado un poco tarde, ya no dispongo de tiempo suficiente para un panque, asi que tendré que conformarme con un café, el chico aparece con una sonrisa, pero sus ojos...parecen estar tristes, hoy ha tenido suerte, el taxi apareció pronto, fijo mi atención en alguien mas, mientras apuro mi café, pido la cuenta y el mesero me desea un lindo día, ¿Quién desea  “un lindo día”?, sonrió y le deseo lo mismo, nuevamente tomo mi bolso.
Sábado por la mañana,  he decidido empezar a correr, mmmm… correr es demasiado, empezare con una ligera caminata, debo olvidarme de los panecillos .Camino hacia el parque y es inevitable toparme el chico, hoy solo lleva jeans, una playera blanca y gafas oscuras, espera un taxi, para variar…Sera un fin de semana largo, ya acabe con los pendientes de la oficina, ¿Qué hará el chico?, la pregunta me sigue durante casi todo el día.
Lunes, tomo la silla de la cafetería, ordeno lo de siempre, coloco mis gafas en la mesa, es una buena  mañana, soleada, el escritor sigue concentrado en su historia. El chico  también madrugo, la mochila que siempre  lleva parece mas liviana que otros días, pago mi café. ¡Carajo!, olvide mi trabajo en casa, no me agrada llegar tarde. Es un mal inicio de semana.
Martes, ordenare una dona, ya he caminado varios días, Sin sentimiento de culpa, devoro hasta la ultima migaja. Casi me termino el café, algo falta… Alguien llegara tarde, aparece una sonrisa en mi rostro, pero pronto desaparece, al pasar los minutos el no llega, alargo el ultimo trago de café, con la vana esperanza de verlo antes de irme, pero no llega y los minutos se acortan. Debo irme.
Miércoles, el chico no llego el día de hoy, estoy esperando el taxi, veo alrededor,  el joven escritor nunca falta. Tal vez aparezca…no, no llegara ¿que haré si él no regresa a la esquina?, son las únicas distracciones que tengo. Viene un taxi, hoy no batalle para conseguirlo. A través del vidrio doy una última mirada.
 Jueves: la mesa de al lado siempre esta ocupada, las teclas siempre me acompañan durante el desayuno, vuelvo la mirada y el chico esta escribiendo, se detiene un instante, el suficiente para que ver como la mano atraviesa la mesa y  mientras la sorpresa aparece en sus ojos. Los curiosos pozos  ya no pueden verlo, ha desaparecido. El joven escritor tuvo por un instante, la visión de su personaje principal de su novela, frente a él. Consternado solo atina a preguntar al mesero si vio a la chica de la mesa de al lado, el niega con la cabeza y le dice que la mesa estaba vacía.  

FIN



miércoles, 3 de septiembre de 2014

¿Una pequeña historia de terror?...

Esa noche, Hanna  se dedico escribir una historia un tanto diferente, todo se ha escrito, pero siempre se escribe de diferente manera. Decidió que una historia de terror seria la indicada, pero no sabría si seria aceptada por sus incipientes lectores, así que se decidió por ese, no sin cierto recelo.
Un día después, cuando acabo la revisión, cosa de lo mas molesto, ya que debía restar las cosas que no deberían estar, al fin lo publico en un blog spot, que le tomo un día entero tomar la decisión de fondo de pantalla, ¡y pesar que tenia recelo al publicar y lo mas difícil fue decidir el fondo del blog!.
El primer paso estaba dado, en lugar de esperar sentada se ocupo en terminar los libros pendientes, era una asidua lectora de temas por demás escabrosos. Es una buena oportunidad de escribir sobre los miedos internos, esos de los que no nos atrevemos a ver, pero que están siempre agazapados tras una fotografía o una carta de alguien, de quien no podemos dejar ir…Temas un poco cotidianos, aun así latentes y a temporales.
Semanas mas tarde, se enfrento de nuevo al dilema, ¿Qué publicar?, ¿Qué es lo adecuado a seguir?, otra historia igual no, algo mas…
Había pensado en un cuento para adultos, pero no en este blog, “quiero ser yo misma”, pensó, así que continuaría según su instinto le indicara, “así que, preparados” amenazo.

Por más que lo deseaba volvía al mismo punto de partida. Las críticas en su mayoría habían sido buenas, así  a secas y también constructivas. El inicio fue fácil, pero continuar parecía más aterrador.
Su madre una mujer fuerte, siempre le decía, ¡No hay que tener miedo, hay que aventarse!, apretaba los puños  y levantaba el rostro, cabe decir que era una mujer de pequeña estatura, pero con mas agallas que muchas conocidas y por conocer, solo verla la inspiraba. (continuara)...







3-0-2014

D. R.
A. V. M.

lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Una pequeña historia de terror?...

Cada mañana se levantaba con la misma idea, ¿Cómo empezar?...Sabía que era un paso muy sencillo, fácil, pero al mismo tiempo aterrador. Todo empezó hace 5 años, después de trabajar seis días a la semana, por fin tenía un día libre, así que decidió caminar un poco y recorrer el centro comercial, más cercano. No pensaba encontrar nada en especial, pero “nunca se sabe”, las tiendas desde temprano estaban abiertas. Tantas personas dispuestas a comprar, no es que realmente lo necesitaran, solo era entretenerse, perder el tiempo.
De pronto, algo llamo su atención, ¡ofertas!, exclama al mismo tiempo que camina hacia la bien iluminada tienda. Con la mirada buscaba algo que valiera la pena comprar.
 ¡Hola, buenos días!, ¿Desea ver cómo funciona?, señalando las computadoras portátiles.
El vendedor se había acercado de tal manera, que no lo vio hasta que le hablo a un par de pasos de ella, un poco sorprendido, le pidió le mostrase un modelo que le llamo la atención. Como no quería perder tiempo, se decidió por una recomendada por él, claro que el color era el que más le gustaba, una ligera laptop de color azul marino.
¡No imaginaba lo que pasaría más tarde!, cada vez que tenía un rato libre, siempre después del trabajo y las tareas domésticas, surgía un vacío, que no sabía a ciencia cierta cómo llenar, después de algún bocadillo, su mirada se posaba en esa laptop, así pasaron 5 años.
Una mañana, después de acabar sus labores se decidió por llenar ese vacío, tomo asiento en su escritorio, si es que el librero donde estaba, se puede llamar así tomo aire y broto un profundo suspiro. Había llegado el momento de empezar a sacar todas esas ideas acumuladas a través de los años. ¡Cuál sería su primer título?... de pronto se enfrentó al teclado e hizo a un lado ese temor y la historia surgió, letra tras letra fue formando una aventura, de la cual solo conocía el inicio, había tardado tanto tiempo nacer, que su creatividad se desborda o al menos eso pensó…
Continuara…